divendres, 28 de febrer del 2020

Educar en Igualdad


    En las últimas décadas se ha avanzado mucho en cuanto a la Igualdad de Género, pero aún parece que queda bastante trabajo por hacer, ya que todavía hoy la sociedad no espera ni ofrece lo mismo a hombres y a mujeres.
    Para que este cambio sea profundo es necesario educar en igualdad a los niños y niñas. La infancia es el futuro y como ya sabemos debemos darles ejemplo, prestando atención a gestos o frases, teniendo presente la igualdad de género en su educación.
    Nuestros niños y niñas tienen derecho a crecer en igualdad. Unos y otras deben tener las mismas oportunidades y posibilidades para desarrollarse según sus capacidades reales y sus preferencias, y no basándose en estereotipos marcados por su género.
    Para ello, es importante que todos y todas, hombres y mujeres, trabajemos en común: familia, escuela y la sociedad en su conjunto.

    ¿Qué podemos hacer en casa para educar en igualdad?
  • Debemos poner mucha atención en no continuar con los roles y comportamientos sexistas ni con nuestro lenguaje ni con nuestros actos. Por ejemplo, pensemos en cómo organizamos el reparto de tareas y responsabilidades en nuestra familia.
  • Démosles responsabilidades sobre las tareas del hogar de acuerdo con su edad, sin hacer diferencias de género.
  • Aceptemos la individualidad de cada niño o niña con sus características particulares, favoreciendo que sean ellos o ellas mismas. Apoyemos el desarrollo de sus talentos o sus preferencias, sean las que sean.
  • Hablemos con espíritu crítico, y expliquémosles que existe la desigualdad de género, que es injusta y que hay que cambiarla.
  • Procuremos que los juguetes que tengan en casa no sean sexistas. Es decir, la cocinita y las muñecas no son solo para niñas, ni los camiones y superhéroes son solo para niños. Ofrezcámosles una oferta variada de juguetes y permitamos que sean ellos y ellas quienes decidan sus preferencias.
    La tarea de educar en igualdad es complicada, pero compensa. Nos compensará, cuando veamos a niños y niñas convertidos en personas adultas seguras, con autoconfianza y justas. Personas capaces de cumplir sus sueños, sin prestar atención a lo que la sociedad espera de ellos y ellas. En definitiva, personas más libres.