En las últimas décadas se ha
avanzado mucho en cuanto a la Igualdad de Género, pero aún parece
que queda bastante trabajo por hacer, ya que todavía hoy la sociedad
no espera ni ofrece lo mismo a hombres y a mujeres.
Para que este cambio sea profundo es
necesario educar en igualdad a los niños y niñas. La infancia es el
futuro y como ya sabemos debemos darles ejemplo, prestando atención
a gestos o frases, teniendo presente la igualdad de género en su
educación.
Nuestros niños y niñas tienen
derecho a crecer en igualdad. Unos y otras deben tener las mismas
oportunidades y posibilidades para desarrollarse según sus
capacidades reales y sus preferencias, y no basándose en
estereotipos marcados por su género.
Para ello, es importante que todos y
todas, hombres y mujeres, trabajemos en común: familia, escuela y la
sociedad en su conjunto.
- Debemos poner mucha atención en no continuar con los roles y comportamientos sexistas ni con nuestro lenguaje ni con nuestros actos. Por ejemplo, pensemos en cómo organizamos el reparto de tareas y responsabilidades en nuestra familia.
- Démosles responsabilidades sobre las tareas del hogar de acuerdo con su edad, sin hacer diferencias de género.
- Aceptemos la individualidad de cada niño o niña con sus características particulares, favoreciendo que sean ellos o ellas mismas. Apoyemos el desarrollo de sus talentos o sus preferencias, sean las que sean.
- Hablemos con espíritu crítico, y expliquémosles que existe la desigualdad de género, que es injusta y que hay que cambiarla.
- Procuremos que los juguetes que tengan en casa no sean sexistas. Es decir, la cocinita y las muñecas no son solo para niñas, ni los camiones y superhéroes son solo para niños. Ofrezcámosles una oferta variada de juguetes y permitamos que sean ellos y ellas quienes decidan sus preferencias.
La tarea de educar en igualdad es
complicada, pero compensa. Nos compensará, cuando veamos a niños y
niñas convertidos en personas adultas seguras, con autoconfianza y
justas. Personas capaces de cumplir sus sueños, sin prestar atención
a lo que la sociedad espera de ellos y ellas. En definitiva, personas
más libres.